viernes, 28 de septiembre de 2018

PASAJE LEÓN Y BARRIO SAN FRANCISCO: Investigación histórica e intervención arquitectónica



PASAJE LEÓN Y BARRIO SAN FRANCISCO: INVESTIGACIÓN HISTORICA E INTERVENCIÓN ARQUITECTÓNICA



Esta publicación narra el origen y formación de un tradicional barrio cuencano: San Francisco, cuya evolución suscitó la transformación de inmuebles junto a la plaza homónima ejemplificada con la historia del Pasaje León y el relato de su puesta en valor.
Durante la colonia y hasta entrada la República, San Francisco albergó la residencia de un estrato social alto por su cercanía con la cuadra central que contenía la plaza mayor y edificios gubernamentales y religiosos de importancia; sin embargo a mediados del decimonónico, se torna comercial debido al crecimiento económico de la Ciudad y su Plaza se usa como mercado con el consecuente reemplazo de la burguesía por clases populares, en tanto los grandes comerciantes empezaron a invertir en propiedades e inmuebles en aquel sector.
En este contexto y frente a la Plaza, el negociante Víctor León Almeida erigió un inmueble con un pasaje que conectaría dos calles y que incorporaba el concepto visionario de centro comercial, engalanado con estéticas neoclásicas e historicistas que lo destacaron de las casas comerciales del barrio y expresaron la distinción de su propietario, cuyos orígenes humildes no le impidieron emparentarse con una adinerada familia de exportadores de sombreros de paja toquilla.
Al sustituir paulatinamente vivienda por comercio, el paisaje urbano-arquitectónico se modificó y algunas de las antiguas casas vernáculas de planta única subieron de altura, se cobijaron con portales exteriores hacia la Plaza y se ocultaron bajo ornamentos internacionales, esta evolución es comprensible sólo de la mano de los complejos procesos históricos de expansión y retracción económica que atravesó la Ciudad.
A mediados del siglo XX –en los 70s– San Francisco decayó por la salida de las últimas familias residentes, coincidiendo este fenómeno con el éxodo de las élites del resto del centro histórico hacia nuevas zonas marginales, en tanto que los grandes y suntuosos inmuebles se convertían en conventillos.
Para reactivar el sector y perpetuar su memoria, la Municipalidad adquiere el Pasaje León y lo entrega en el año 2015 para cumplir la doble función de albergar parte del comercio de la Plaza en planta baja y destinar los altos para oficinas públicas, usos que complementarían la ambiciosa reactivación de esta peculiar barriada morlaca.
Como unidades urbanas más pequeñas, los barrios son baluartes del legado cultural y custodios de la memoria de los pueblos, es decir, no es posible recordar sin ayuda de imágenes vívidas ordenadas en espacios arquitectónicos. Con este preámbulo, la historia de los barrios cumple la doble función de proporcionar el contexto en el cual la arquitectura y los hábitos que ella cobija adquieren sentido –sobre todo en épocas posteriores a su génesis– mientras que hacen posible la conexión generacional y salvan la brecha tecnológica que separa la contemporaneidad del pasado al procurar elementos de conexión manifiestos en arquitecturas y espacios públicos, símbolos que revisten una fuerza y vitalidad tales que los convierten en auténticos referentes de la identidad cuencana y de la memoria de la Ciudad.


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lunes, 24 de septiembre de 2018

ARQUITECTURA VERNÁCULA Y BARRIO SAN ROQUE: Historia, valoración y propuestas arquitectónicas.



ARQUITECTURA VERNÁCULA Y BARRIO SAN ROQUE: HISTORIA, VALORACIÓN Y PROPUESTAS ARQUITECTÓNICAS

En esta publicación se recopila la historia y conformación de un tradicional y populoso barrio cuencano: San Roque, las intervenciones arquitectónicas efectuadas por la Municipalidad junto con una serie de relatos que permiten entender el pasado y el presente de este microcosmos urbano desde una perspectiva social.
La historia de los barrios es un pilar fundamental para transmitir y perpetuar el legado cultural de la Morlaquia porque arroja información sobre las células primigenias de la urbe: las viviendas vernáculas. En ellas y muchas veces de forma latente se entrelazan las herramientas que fueron utilizadas para construir la Ciudad contemporánea de acuerdo a condicionantes medulares como clima, geografía y recursos locales. Estos hogares datan desde época precolombina y custodian saberes ancestrales hoy expresados en oficios que modelan con maestría materiales cosechados en el sitio a través de técnicas particulares.
La arquitectura popular es parte del entorno natural porque interactúa con el clima y los recursos mediante estrategias de diseño que le permiten aprovechar las bondades del clima y acentuar factores extremos; forma parte intrínseca de la tierra que se manifiesta en la huella dejada por los artesanos que la amasan, en las prácticas de albañilería con las que se erigen viviendas, en los hábitos que soportan la domesticidad familiar a través del cuidado de la tierra como mantenedora de la vida y en las prácticas agrícolas destinadas a extraer las bendiciones de la tierra.
Develar tradiciones vernáculas relativas al habitar, contenido en la casa popular, es el punto de partida para construir la historia de Cuenca impregnada en baluartes custodiados por los barrios. A partir de esta célula: la casa vernácula, evolucionaron las distintas tipologías, se sincretizaron varios de los estilos arquitectónicos y se consolidaron trazas urbanas presentes hoy en el casco histórico y en sus márgenes en concordancia a procesos económicos que impulsaron o constriñeron en distintas épocas el desarrollo de la Ciudad.
La información que aporta la casa rural y los saberes vernáculos se trasforman en herramientas claves para implementar sistemas de valoración, mantenimiento y gestión del patrimonio a través de políticas públicas y tendencias mercantiles.
Desde su fundación, Cuenca ha experimentado procesos continuos de crecimiento que han ido incorporando a la urbe barriadas que antes se encontraban a extramuros. El barrio de San Roque es un ejemplo claro de esta expansión. Hace apenas una centuria estaba fuera de los límites urbanos, dada su ubicación en torno a la vía que conducía hacia el Sur, a la ciudad de Loja, pero la creciente urbanización ha motivado la salida de las clases altas del Centro Histórico con el consecuente cambio del paisaje arquitectónico de las zonas marginales al irse reemplazando las viviendas vernáculas, los cultivos locales y el entorno natural.
San Roque y el eje de la avenida Loja engloban sectores que debido a su marginalidad relativa al perímetro urbano durante varios siglos, desarrollaron de forma intensa manifestaciones culturales populares materializadas de manera ejemplar en arquitecturas vernáculas engendradas en estrecha y respetuosa relación con el medio ambiente: un fértil entorno natural entre dos ríos. No obstante, debido a factores climáticos, contaminación y acciones derivadas del propio habitar; la permanencia de estos bienes se compromete y, por ello se requiere de vigilancia continua y atención técnica y normativa para detectar a tiempo cualquier alteración o afección que suscite desenlaces infaustos.
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