ARQUITECTURA
VERNÁCULA Y BARRIO SAN ROQUE: HISTORIA, VALORACIÓN Y PROPUESTAS ARQUITECTÓNICAS
En esta publicación se recopila la
historia y conformación de un tradicional y populoso barrio cuencano: San Roque,
las intervenciones arquitectónicas efectuadas por la Municipalidad junto con
una serie de relatos que permiten entender el pasado y el presente de este
microcosmos urbano desde una perspectiva social.
La historia de los barrios es un
pilar fundamental para transmitir y perpetuar el legado cultural de la
Morlaquia porque arroja información sobre las células primigenias de la urbe:
las viviendas vernáculas. En ellas y muchas veces de forma latente se entrelazan
las herramientas que fueron utilizadas para construir la Ciudad contemporánea de
acuerdo a condicionantes medulares como clima, geografía y recursos locales.
Estos hogares datan desde época precolombina y custodian saberes ancestrales
hoy expresados en oficios que modelan con maestría materiales cosechados en el
sitio a través de técnicas particulares.
La arquitectura popular es parte
del entorno natural porque interactúa con el clima y los recursos mediante
estrategias de diseño que le permiten aprovechar las bondades del clima y
acentuar factores extremos; forma parte intrínseca de la tierra que se
manifiesta en la huella dejada por los artesanos que la amasan, en las
prácticas de albañilería con las que se erigen viviendas, en los hábitos que
soportan la domesticidad familiar a través del cuidado de la tierra como
mantenedora de la vida y en las prácticas agrícolas destinadas a extraer las
bendiciones de la tierra.
Develar tradiciones vernáculas
relativas al habitar, contenido en la casa popular, es el punto de partida para
construir la historia de Cuenca impregnada en baluartes custodiados por los
barrios. A partir de esta célula: la casa vernácula, evolucionaron las
distintas tipologías, se sincretizaron varios de los estilos arquitectónicos y
se consolidaron trazas urbanas presentes hoy en el casco histórico y en sus
márgenes en concordancia a procesos económicos que impulsaron o constriñeron en
distintas épocas el desarrollo de la Ciudad.
La información que aporta la casa
rural y los saberes vernáculos se trasforman en herramientas claves para
implementar sistemas de valoración, mantenimiento y gestión del patrimonio a
través de políticas públicas y tendencias mercantiles.
Desde su fundación, Cuenca ha
experimentado procesos continuos de crecimiento que han ido incorporando a la
urbe barriadas que antes se encontraban a extramuros. El barrio de San Roque es
un ejemplo claro de esta expansión. Hace apenas una centuria estaba fuera de
los límites urbanos, dada su ubicación en torno a la vía que conducía hacia el
Sur, a la ciudad de Loja, pero la creciente urbanización ha motivado la salida
de las clases altas del Centro Histórico con el consecuente cambio del paisaje
arquitectónico de las zonas marginales al irse reemplazando las viviendas
vernáculas, los cultivos locales y el entorno natural.
San Roque y el eje de la avenida
Loja engloban sectores que debido a su marginalidad relativa al perímetro
urbano durante varios siglos, desarrollaron de forma intensa manifestaciones
culturales populares materializadas de manera ejemplar en arquitecturas
vernáculas engendradas en estrecha y respetuosa relación con el medio ambiente:
un fértil entorno natural entre dos ríos. No obstante, debido a factores
climáticos, contaminación y acciones derivadas del propio habitar; la
permanencia de estos bienes se compromete y, por ello se requiere de vigilancia
continua y atención técnica y normativa para detectar a tiempo cualquier
alteración o afección que suscite desenlaces infaustos.
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