Por Nelson Galán Espinoza
Publicado el 27-06-2016
Fotografía de Andrés Sánchez
Fotografía de Andrés Sánchez
San Francisco es
un barrio tradicional debido a sus características históricas, a su conjunto de
edificaciones patrimoniales y por su importancia en el desarrollo de la Ciudad,
pues desde sus orígenes siempre ha sido un sitio comercial; forma parte
importante del imaginario de los cuencanos.
La venta de
diversos artículos de uso diario, desde zapatos y textiles hasta ollas, música o
juguetes convierte a la Plaza en un lugar de atracción para la ciudadanía, pues
se puede conseguir varios productos a precios bajos. Aún se observan a su
alrededor algunas actividades relacionadas a las expresiones culturales del patrimonio
inmaterial de la Ciudad: la venta de artesanías, de instrumentos musicales como
guitarras, de polleras bordadas a mano, imágenes religiosas, etc; brindándole
un extra positivo a este espacio.
Sin embargo,
existen ciertas características de tipo físico y social que constituyen
inconvenientes para sus visitantes: las casetas de los comerciantes generan una
alteración visual al no responder a ningún tipo de planificación, ni poseer los
materiales adecuados además de su mal estado de conservación; se da una gran
afluencia de personas y no existen espacios destinados a servicios higiénicos, esto
genera malos olores en ciertas esquinas de la Plaza; la seguridad es deficiente.
Asimismo, es
deprimente ver a un significativo grupo de personas que acuden al sitio todos
los días –antes sólo estaban los lunes– para ofrecer su trabajo como obreros de
la construcción; pocos son los afortunados contratados, viviéndose un drama
social diario. Aunque esta realidad está presente desde hace mucho tiempo y las
autoridades de turno han realizado intentos por cambiarla, presiones de los
comerciantes de la zona por permanecer de la misma manera y situaciones de
carácter político han impedido que se intervenga en este espacio para generar un
cambio favorable.
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